La Escuela Taller Cartagena de Indias (ETCAR), administradora de las fortificaciones de la capital de Bolívar, instaló una nueva cureña, el soporte para cañones en el Castillo de San Felipe.

Para la fabricación de este elemento se tuvo en cuenta información técnica e histórica, con la cual se determinó que el tamaño se encuentra relacionado directamente con el calibre de la bala y el peso del cañón; a su vez, que su presentación depende de su función y escenario de uso.

La cureña es una estructura diseñada exclusivamente para sostener y disponer los cañones de manera correcta, se encuentra ubicada al final de la primera rampa de acceso de este bien de interés cultural, remplazando los mampuestos en concreto sobre los que estaba dispuesto el cañón inicialmente, mejorando también la primera impresión que reciben los visitantes del San Felipe.

La cureña instalada tiene la capacidad de moverse hacia adelante y hacia atrás como respuesta al impacto de un disparo de cañón. Sin embargo, al tener cuatro ruedas, esta cureña no posee movimientos laterales.

Con la experticia de maestros carpinteros egresados de la Etcar y la orientación de arquitectos restauradores de la institución, se dio forma a las piezas de madera recia que conforman la cureña, las cuales están unidas con herrajes metálicos.

Plan cureñas

La instalación de esta réplica de cureña en madera se realiza en el marco de una iniciativa que, desde el año 2014, ha reemplazado los soportes de concreto sobre los que estaban dispuestos los cañones en diferentes baluartes de las murallas de Cartagena.

De las cureñas elaboradas por la Etcar, pueden observarse siete en el Baluarte de San Ignacio, una en la muralla de El Pedregal en el barrio Getsemaní, y dos en el Castillo de San Felipe para un total de diez.